Nos conocimos como se conocen todos.
Sin técnicas ni prácticas por que no nos esperábamos.
Y qué irónico,
Qué no te esperaba y entraste en casa para cerrar las puertas ( y las heridas.)
Qué aun viéndote acostada en el sofá aún me te lo pregunto;
¨¿Qué hace un universo como ella en un mundo cómo este?¨
Cómo el mío.
Sí a mí no me rodean más que comisarías, antidepresivos y alguna que otra pena que retumba agonizando siempre en mis oídos.
Por qué soy pena, chica Abril.
Soy pena y retal.
Hija no deseada de una sociedad que parece tener por leyenda al amor.
Soy transparencia, por que a veces me siento invisible.
Y aunque intenté convencerte de lo contrario leyéndote poemas de Unamuno mientas reías sin tener ni idea de nada,
No tengo murallas que me protejan, Abril.
Sólo poesía.
Y algún pequeño trozo de corazón que quién sabe si me haría fuerte si coraza fuese de verdad su superlativo.
Que...
Que quién sabe si sigue rodando por mi pecho.
Este que besas cuándo me abrazas llorando aun teniendo un:
¨Cuidado, no te cortes con mis ruinas¨ en la distancia que me marco.
Este mismo que estalla cuándo te marchas sin mirar atrás por que ya no puedes más,
Que explota al llegar el recuerdo de tus ojos en respuesta suicida que siempre me esbozan lo mismo:
¨Por ti me corto un ala para que vueles conmigo.¨
Todo es tan bonito cuándo lo dices...
Se calma tanto todo que no quiero ni que lo digas.
Por que no quiero un
Hiroshima de silencio y cristales en los ventrículos si un día te da por andar y no volver para alzar el vuelo.
Que no quiero después de ti efectos secundarios que me encadenen a mendigarte un beso,
Ni mutaciones en la confianza que un día tuve, y que te sigo teniendo por que te la mereces.
Huye de mi.
De mi huracán diario.
De este pasado que aún abre mares en mis mejillas,
Que es el responsable de tu impotencia.
De esa ira que se regenera en bucle
aún cuándo te digo que yo ya estaba rota antes de conocerte.

Marcharte,
Y sálvate tú.
Tú que puedes.
Que yo estoy atada, Abril.
Atada por lo que más duele.
Vete si te duelo.
Que aunque duelas entiendo que soy una yaga.
Que aunque te conocí como todos se conocen, sé que conmigo quieres lo que no has querido con nadie.
Y eso me es suficiente.