Ya nada quiero.
Ya nada veo en vosotros.
Ya no me duele, ya sé que mi lugar es en ningún sitio.
Que será mi casa, mi cama, mi rostro;
Mi brazos el cinturón que me separen de esta tempestad que en realidad, ya me da igual.
Ya no lloro, y si lloro juro que nadie sabrá.
Y si alguien sabe juro que no lloraré.
Tengo la luna, y la luna guarda en su vientre mis mitades:
mis secretos.
La luna sabe que se abren mares en mi almohada,
la luna lo sabe todo.
Y lo que no sabe, no lo guardo ni en mis poemas.
Lo que ella no sabe, no lo sabe nadie, y nadie jamás sabrá pues de esto que está pasando en silencio.
Me preparo magia bajo las mangas.
Magia, lujuria, calidez y misión.
En la multiplicación de eso que pasa, sin ser conscientes.
Aviso.

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