Sólo soy una persona.
Una mota de polvo que pasea con pasos y sonido vago.
Con el ruido áspero y audaz de una risa, escondiendo el silencio tibio de las lágrimas de las que nadie sabe.
Una persona, sólo una.
Una persona es lo que tengo para cambiar el mundo.
Oye, tú eres lo que te hace falta para dar la vuelta antes que todo te de la vuelta a ti.
Los ojos lo saben.
Los abrazos lo saben.
Y sobretodo, los corazones rotos, desahuciados, deshilados, confían;
Da ese beso, calla ese miedo.
Grita ese nombre, que vuele la melancolía que te come.
Cae de nuevo en ese escalón, para poder levantarte.
Huye de allí, que tu sitio no está en la distancia, que está aquí.
Y como los corazones, confía.
Confía en, por y para ti.
Como tiene esperanza en ti la cama materna.
Tal y como sabes que es necesario, para cambiar el universo.
S u e ñ a.
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