sangre.
Me cortaba las venas y no era sangre los que manaba de mis heridas.
Era
tinta. Tinta de corazones rotos, restos de historias que habían
impactado en mi pecho y se habían encallado allí La impotencia de saber
que siempre seria un desastre.
Y todas las lágrimas que no derroche por miedo a que me preguntasen...¿que te ocurre?
Fuimos como el tiempo.
A veces yo quedaba iluminada por el brillo de su sonrisa y otra era el
negro de mi vestimenta lo que nublaban sus ganas de volver a su sitio.
El echar de menos siempre fue como un accidente en nosotras.
Como si fuésemos titanic y nos hundiésemos juntas, pero separadas.
¿quien iba a decirme a mi que acabaríamos a si?
Con la de veces que hizo nevar mi mundo con el llover de sus ojos.
Y con la de veces que derritió la nieve con el calor de sus brazos
Y como no iba a doler.
Si me pasaba los días refugiándome en el recuerdo de su sonrisa y los findes en ella y ya no sonríe por mi, ni para mi.
Y como no iba a quererla.
Si me había dado el pájaro.
(Y los ciento)
En mano y yo decidí metérmelos en la cabeza.
Y volar muy
Muy
Muy alto.
ahora las escriben los restos de un cadáver que sueña
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