Quemar distancias, o sumarlas -ya no sé qué es casa- siempre ha sido una especie de guerra entre pasado, presente y quién sabrá si futuro.
Sur, frío, que te me escapas entre los dedos.
Que siempre creí que me esperarías, ¿soy yo la misma que bailó en tus calles?
¿Perdí tu oportunidad acaso cuándo me enamoré de los ojos, los labios y el cantar de Lady Madrid.?
Que nunca tuvo la oportunidad de ser otra.
¿Por qué no me retumban ya los cantares de Triana?
¿Cómo es que ya no me encuentro a mi familia entre los huesos de la ciudad que siempre fue mi hogar?
Por que hogar ahora es la persona con la que paseo de la mano, el centro de un país no, el centro de mi mundo.
Sus risas, su forma de hacer el amor, sus caídas, sus pestañas mojadas por el océano cuando todo se derrumba.
Por que hogar es el perfume de mi madre cuando entra por la puerta.
Que no es el mismo de siempre, por que el de siempre lo dejó entre mis ropas, sus cuadros y nuestros recuerdos. -pero que aún así es suyo-
Envueltos todos en esa construcción con complejo uterino que hemos dejado aparcada,
Y que es víctima de un robo, por que la chica rubia de la que tanto hablo y mi madre, la ya pronunciada virgen de la salvación le han robado los complejos de útero, de manta con que arroparme en invierno, de sitio en el que crecer y vivir.
De sitio en el que tallar un último latido,
Por que morir se muere muchas veces en esta vida.
Centro, frío, Madrid oscuro.
No confundas esta carta meláncolica que parece vomitar tristeza como la aceptación de mi universo perdido.
Cierto es que ya jamás volveré.
Por que mudarse y volver es como quedarse flotando sobre ese paréntesis de no saber que ocurrió en mi sur cuando estuve ausente.
Y que probablemente ya jamás me sienta en casa fuera de las pocas personas que yo me sé, y que tu no, por que ni este poema las menciona;
No voy a sumergirme más de lo necesario en este mar de caras grises que he visto desde que puse un pie en tu suelo ardiente, rebosante de dinero.
Escaso de mar.
Y dolido de historias.
Mis días han sido siempre una huida continua, es verdad.
Te confío mi secreto, por que en el fondo no tengo nada en contra tuya.
Es sólo que soy más aire que superviviente Madrid.
Recogeré mis cosas, mi alma y de ti.
De ti también desapareceŕe.


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