Y juro que lo poco que suena intento esquivarlo.
Prometo estar cumpliendo con aquello de:
¨Si lloró nadie sabrá,
si alguien sabe, no lloraré.¨
Pero no abandono la eterna condena de tus tobillos.
Sé y sabe el mar que soy libre.
Sepa usted, cobre indiferente, aún en el intento.
Que se ata un trozo de pena a tus suelas, no el mundo entero.
Y que igual que volé por no saber caer.
Sabré caer, para volar de ti.
Libre, cómo los pájaros.
Pequeña, como los niños.
Como la pausa que tomas en pensar en mi;
Antes de besar, otras bocas.
Tan fuera te quedas, y tan dentro.
Como el mar y el viento.
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