martes, 11 de febrero de 2025

Como quisiera que lo vieras.

Esa mujer no daba para más.

Dormía poco y me abrazaba con los brazos caídos,

Le adornaban como balcones los ojos dos profundas ojeras,

Y se le secaban los labios de llorar.

Sentía mucho, pero parecía no quedar sin batería,

Y se peinaba el flequillo cada día de una manera distinta,

Porque no tenía tiempo ni para la rutina.


Ese alma no daba para más,

Y aún así me besaba con los ojos inundados de amor,

Me acompañaba de madrugada y siempre tenía palabras de consuelo para mí,

Se quedaba dormida escuchándome y me pedía perdón,

Porque no daba para más.


Había vivido en el suelo un tiempo,

Porque no daba para más,

La habían internado un par de veces,

Porque no daba para más.

Porque este mundo ruin llegó antes que yo,

Y a aquel corazón puro lo damnificaron irreparablemente.


Me contaba de su vida y siempre sentía que me escondía algo,

Se tumbaba a mi lado,

Con las costillitas pegadas al colchón y el abrazo rodeándome,

Y aunque no daba para más,

Me lo daba todo.


Nunca me paré a mirar,

Nunca supe de las noches en las que desesperada por mí, se sentaba a hacer esquemas sobre cómo quererme mejor,

Cómo hacerme ver más de lo que sentía,

Y eso que no daba para más.


Siempre tenía algún chiste nuevo,

Siempre tenía algún gesto para hacerme reír,

Para qué dejara de llorar,

Y eso que no daba para más.


Me enseñó mil caminos,

Algunos poemas,

Algunas cosas que escribía como si fuera una profesional en ello,

Y yo quedaba patidifusa solo al asomarme al abismo de su lírica,

Y eso que me quedé a las puertas,

Y eso que ella no daba para más.


Tuvo miedo.

De morir.


Y saco fuerzas de donde ya no quedaban esperanzas de vida,

De donde ya no quedaba un motivo,

De la nada más negra y más absoluta,

Se levantó de la esquina en la que se había sentado y caminó sin fuerzas,

Sin aire,

Sin un propósito que no fuese no desfallecer,

Y eso que no daba para más.


Me recogió en sus brazos,

Y me entregó su cuerpo,

Y creo que nunca jamás me paré a contarle las marcas que el paso del tiempo le dejó en él,

Creo que nunca me percaté demasiado bien de las cicatrices,

Porque me pareció suficiente escuchar lo que quería contar,


Y me perdí los motivos,

De qué no diese para más.


Esa mujer me ama.

No pudo con mis golpes encima de la cicatriz,

Qué tenía por debajo otra, y otra y otra...

Y se marchó,

Porque no daba para más.

Y tenía miedo de morir.

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