de el susurro a media luz
y de tus manos lejanas.
No hay,
(y eso que iba a escribir que había un mundo por descubrir)
No hay parque,
ni bancos,
ni interés, ni amor.
No hay,
ni felicitaciones,
ni noches de fuego,
ni tintes tuyos en mis manos.
No hay,
fotos,
ni fecha,
ni vídeos.
No hay esperanza, ni zona segura.
Sólo indiferencia y soledad.
Sólo ganas.
Sólo libertad;
Hay humo,
y cítricos que mezclas.
Hay ADN, ADN, ADN...
y en tu saliva...
Más allá de las cuatro paredes realmente,
no hay más que ojeras a luz completa,
aullidos que se rompen,
y versos que te mal inventas
cuando aún no estás que te caes.
Más allá no hay nada,
ni dentro,
ni alrededor.
Yo sé lo que hay,
porque no hay nada de eso
que por poco sueño.
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