Desde donde vi los pies
de los que dijeron que iban a darme la mano:
Me abrazo a mí misma.
Aquí veo la vida pasar.
Desde donde me proclamé diosa,
desde donde me mostré humana:
Veo como las golondrinas ya no anidan en mi tejado,
veo como la vida se esfuma silenciosa, lenta, pasiva...
Donde jamás pensé verme,
y sin embargo,
desde donde jamás me veo saliendo:
Miro los vanos recuerdos de un antaño lleno de polvo y enmohecido.
Desde la cuna que ya no abraza,
desde el mármol que ya no enfría,
Desde la tumba cercana y mía:
Veo marchar la vida, a donde yo nunca llegaría.
En los caminos errados,
en los aciertos matados,
en la hermita fría,
sin religión alguna:
Veo los vivos enterrados,
veo los sueños aplastados,
sin posibilidad de orgía
en aquella tierna y seca laguna.
¿Qué es lo que queda cuando ya no queda nada?
Cuando la nieve desaparece,
cuando el calor se esfuma,
¿Qué queda? ¿Sólo bruma?
Los cabellos marchitos,
¿olor a mierda alguna?
¿Qué queda cuando ya se ha acabado?
Todo lo que podías,
toda pasión de enamorados,
¿Qué queda? ¿Noche y luna?
Sólo un entierro,
¿Sólo un vocablo?
¿Qué queda?
¿Qué se ha ido?
¿Qué queda?
¿Qué?
¿Qué queda?
Nada, viento,
viento y grito.
Nada, sin cimientos,
nada, solo mitos.
Nada, sólo tiempo,
sin tiempo alguno,
más que un ratito.
Nada, sólo el embrujo,
de aquella vida,
que ya se ha ido.
sábado, 16 de diciembre de 2017
jueves, 7 de diciembre de 2017
Acta est fabula.
Me voy como vine;
Con restos de un llanto imitando el rastro de un caracol en las mejillas,
una intención:
Y siendo insignificante en esta sociedad capitalista.
Ahora que es certero,
y metastásico,
-aunque siempre lo supe-
consigo respirar algo más que ansiedad.
Ya te pille, mentira,
-aunque siempre supe que serías tú-
ahora te tengo por el cuello:
Y no voy a soltarte;
Por esto, ni las agujas,
ni mis propias carnes devorándome.
No por ningún temor,
ni por algún corte que me abra en dos:
volveré a llamar a tu puerta.
Ni en una orgía de demonios,
menos, a la hoja de las parcas.
Y sobretodo, jamás nunca:
En la lástima.
Ni mi voz, ni un sólo átomo de mi caligrafía,
ni un tramo de mi cuerpo en un dibujo,
ni un murmullo en una acción tecnológica,
ni un y sólo y maldito reflejo de una mirada en un cruce accidental,
volverá a suceder;
Porque es metastásico:
Y así, por ello:
Ni un saludo cordial,
ni una llamada respondida.
Ni un recuerdo en común,
jamás,
nunca,
ya nada.
Ni aunque caigas al correr deprisa,
porque lo haces bien,
pero por el camino equivocado.
Así, me voy con vine;
indetectable,
indolora,
.
.
.
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desconocida.
Con restos de un llanto imitando el rastro de un caracol en las mejillas,
una intención:
Y siendo insignificante en esta sociedad capitalista.
Ahora que es certero,
y metastásico,
-aunque siempre lo supe-
consigo respirar algo más que ansiedad.
Ya te pille, mentira,
-aunque siempre supe que serías tú-
ahora te tengo por el cuello:
Y no voy a soltarte;
Por esto, ni las agujas,
ni mis propias carnes devorándome.
No por ningún temor,
ni por algún corte que me abra en dos:
volveré a llamar a tu puerta.
Ni en una orgía de demonios,
menos, a la hoja de las parcas.
Y sobretodo, jamás nunca:
En la lástima.
Ni mi voz, ni un sólo átomo de mi caligrafía,
ni un tramo de mi cuerpo en un dibujo,
ni un murmullo en una acción tecnológica,
ni un y sólo y maldito reflejo de una mirada en un cruce accidental,
volverá a suceder;
Porque es metastásico:
Y así, por ello:
Ni un saludo cordial,
ni una llamada respondida.
Ni un recuerdo en común,
jamás,
nunca,
ya nada.
Ni aunque caigas al correr deprisa,
porque lo haces bien,
pero por el camino equivocado.
Así, me voy con vine;
indetectable,
indolora,
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desconocida.
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