lunes, 6 de noviembre de 2017

Margen temporal.

No es porque lo que no te mata,
te hiera de muerte.

Ni por esos muertos, si quiera,
ya ni por los míos.

Es por  avisar de darme en la cabeza,
porque ya no quedan pedazos de este corazón.

Porque lo harás:
y porque yo fui así;

Con ella como con nadie,
y ella conmigo, como con todos.

Culpa mía, luna de plata:
Por no haberte escuchado antes.
Por no creer desde un principio,
que el truco estaba en amarse sin sentido, pero en la misma dirección.

Pero calma, pequeña mía,
calma traes,
porque al fin me he encontrado:
donde menos te esperaba.

Porque menos mal que ya sé que sólo piden olvidar,
los que ya te han olvidado.
Porque ya sé ir por la vida como si todo,
sabiendo que no soy nada.

Porque ya sé que todas las heridas cierran,
que son algunas las cicatrices que jamás dejan de doler.
Y me he tatuado los sinónimos más perfectos para amarte:
Nunca y siempre.

Porque ya sé extrañarles como si nunca fuesen a darse cuenta,
y ya distingo quiénes fueron final desde un principio.

Porque ya sé que no fui amor de nadie.
De nadie más, ahora.
Tuya, no por correspondencia,
tuya porque pido en silencio que te quedes.

Que fui penitencia, niña,
pero contigo no.

Penitencia porque, antes de nada,
nos exigimos ser después de todo.
Y porque hicimos de cada recuerdo,
un puto infierno;

Así he llegado a ti,
destello de luna.
Así con los mares abiertos buscando un abrazo que me reviente,
y me construya el pecho.

Y aunque no sepa qué hacer,
ni qué decir,
ni qué demonios quieres:
Quédate, que yo los tengo todos.

Vamos, permanece.
Permanece que así será.
que no te arrepentirás,
ahí estaré,
vamos, te lo prometo:
todo saldrá regular;

Y aún así;

Tú no,
mi amor.
Tú quédate;
Estamos en la edad perfecta para cargar con la culpa,
no con las ganas.




No hay comentarios:

Publicar un comentario