sábado, 30 de septiembre de 2017

Reincidente.


Tengo la suerte de poseer algunas lagunas,
Pues, si no,
Se que me viere inanimada,
y se hallaría entonces, la angustia magnánima,
alimentada de su alma, y de la mía.


No acierto bien cual es la salina,
pero si caigo en las cosas que escuecen.
Es una penumbra constante,
Una aflicción tintineante,
E intuyo donde empieza,
Pero nunca soluciono donde acaba.


No anhelo a nadie esta clase de domus,
A nadie, y a nadie anhelo a la fuerza, a estas alturas.
Pero tampoco compunción para los demás,
Me he vuelto metódica, no cruel.


Brinda más subsidio desde hace casi un lucro la lengua vernácula,
El idioma de yo conmigo misma, penetrado por un silencio,
Que algunas manos que faldean de blanco.


Ya no es manía,
Ya es extenuación, sin flaqueza para los curiosos.


Es como una melodía de la infancia,
Nunca se olvida el ritmo, ni la letra,
Pero jamás vuelve a oírse.
Como la paz, tras una guerra.


De la paz externa hablo,
para despejar confusiones,
Esta masacrando a la interna.
Se esta deshilando, por ganancia propia,
Como si fuere una meretriz bocera.



Estas así, por meter la mano en todo lo negro.



Necia, reincidente.



Por buscar quietud en un horizonte marino,
Cuando su naturaleza, rinde homenaje al caos.
Inepta, reincidente.

Por abusar del poder que no tienes.



Palurda, reincidente.



Por terca, ahora reincidente.
Por testaruda, reincidente.
Por obnubilada, ahora aun más reincidente.
Por reincidente, ahora plasma burdeos.
Plasma pálpito ,
Plasma vino.

Plasma jamás nunca,
Nada, por última vez.


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