Se han arrugado las telarañas de dentro,
Y las gotas del rocío que tenían pegadas
Han chorreado corazón abajo
Tras el apretón de sentirte ir.
Tengo las mucosas impregnadas del daño que te hago,
Carbón en los pulmones de prender el miedo a perderte,
Tengo miedo,
Y me tiemblan las piernas de ir delante,
Porque aunque piensen que voy delante, ganando;
Voy delante, huyendo.
Entre ramas, por un bosque,
A escape, a arañazo limpio, lo sé:
He cambiado a mi confidente por ojeras y un papel que acredita,
Que trague y escupí lo suficiente.
Ahora, que ya no recuerdo el hogar,
Que de cuatro, quedo yo,
Que de noche lo que más duele es no tener la oportunidad de abrazarte hasta tatuarme tu silueta,
Pierdo la batalla,
Como siempre,
Rodeada por ojos que sé que van a irse.
No voy a salir corriendo,
Cuando vengas a abrazarme,
Cuando me arañes,
Cuando me muerdas la piel,
No voy a quejarme cuando me olvides,
Cuando camines y bailes y ya jamás nunca lo hagas conmigo,
No voy a enfadarme ni a darme la vuelta,
Ni a darte la espalda cuando la has acariciado mil veces,
Pero me quedaré aquí,
Cuando no te quedes tú, ni quede yo.
Pero te lloraré a mares cuando no mires.
Pero miraré durante horas lo que guardo de ti,
Pero me alegraré, de que seas feliz
Aunque me revientes por dentro.