sábado, 18 de mayo de 2019

Ridículo.

Dime tú quien puede
Con este caos de cabeza y corazón.

He perdido los estribos,
La ganas de querer, de quererte,
De quererme viviendo la vida.
De mirarme en el espejo y no ver a una persona hecha pedazos.

Tengo los ojos astillados,
Clavados en las cuencas por terapia de choque,
Pegados a los párpados por todo lo que he aguantado llorar estas últimas semanas,
Cuajados entre migas  de sal y sangre.


Todo me da vueltas,
Cuando apago la luz,
Y está oscuro
Cuando es de día.

He tirado la esperanza por la borda,
Por el borde de la cuchilla andando de puntillas,
He descubierto,
Que estoy cambiando;
Y ya no sé si a peor, a más loca o a ser libre.

Tirad del nudo que me ata la garganta,
El estómago,
Las cuerdas vocales cuando se trata de decir la verdad.

Tirad del alma hisurta que me amarra a la condena de vivir con el dolor abrazado a mis costillas.
Del veneno que admiro y me tienta a beber.

Respecto a ti,
He imaginado que no habías muerto,
Que todo había sido de otra manera,
Y te he maldecido mirando al mar,
Con hielo en los ojos.

No te necesitaré cuando sea madre,
-Desaparece-
Porque no podrás enseñarme nada sobre querer a mis hijos,
-Desaparece-
Pero por ahora,
Es esto lo que queda.
-o quedate-